José Antonio García Casasempere, director de l’Escola de Música «Amando Blanquer» nos relata la jornada del 4 de junio en que aconteció en nuestra ciudad la VIII Trobada d’Escoles de Música d’Alcoi i del Comtat

JAGC. Satisfacción general. Esta es, quizás, la mejor manera de describir la Trobada d’Escoles de Música que tuvo lugar el pasado sábado, 4 de junio, en nuestra ciudad. Formación, hermandad y turismo son sólo tres de las muchas claves que aportó esta actividad, teniendo a las fiestas de Moros y Cristianos como telón de fondo. Como no podía ser de otra manera, la Escuela de Música “Amando Blanquer” no faltó a la cita.
Durante todo el día, y desde las nueve de la mañana, Alcoy se convertía en una auténtica marea de color rojo y verde. Y es que, las camisetas de los más de doscientos participantes delataban que estábamos ante una auténtica fiesta: la fiesta de la Música. Procedentes desde distintas localidades de l’Alcoià y el Comtat, los educandos demostraron que las Escuelas de Música están más vivas que nunca, y que el futuro musical está garantizado; teniendo en cuenta que, por parte de nuestra escuela se registraron una veintena de inscripciones.
Y si dicen que la unión hace la fuerza, una vez más, pudimos demostrar que este dicho es bien cierto. Los momentos previos y la realización del acto han dejado claro un gran trabajo conjunto entre las entidades musicales de las cuatro bandas de nuestra ciudad: Serpis, Nova, Unión Musical y La Primitiva. Todo, bajo la atenta complicidad del Presidente Comarcal de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana, José Miguel Pascual, un gran director de orquesta para tal especial evento.
Tras ser recibidos por el alcalde de la ciudad, Toni Francés, los educandos se repartían en diferentes sedes de la ciudad para llevar a cabo un intenso día de talleres musicales. Nuestro emblemático edificio “Apolo” no sólo se convertía en sede de buena parte de las especialidades instrumentales (flauta, saxofón, clarinete, trompa y percusión), sino que al mismo tiempo, la mitad del profesorado de nuestra entidad educativa participaba, activamente, como formadores (Julio, Jesús, David, Angel, Juanlu, Jordi, Begoña y José Antonio).

Junto a los talleres, los organizadores quisieron que los visitantes aprovecharan el día para poder conocer, un poco más, algunos de los escenarios más populares de nuestra ciudad: por una parte, el Conservatori, edificio modernista al alza; por otra, el Museu de la Festa, cuyos documentales encandilaron hasta a los infantes más dormidos.
Tras los talleres, fue el turno para una comida de hermandad. La filà Guzmanes acogía un sinfín de sonrisas hambrientas antes de volver a los talleres vespertinos. Precisamente, fue en este momento cuando la suerte quiso guiñar un ojo a nuestra Escuela de Música: en el sorteo organizado por Instrumentos Fanfarria, fuimos galardonados con un clarinete blanco.
Con el beneplácito de “la Nit Oberta”, acto en el que los locales de Alcoy mostraban su mejor cara en la propia calle, los músicos realizaron un desfile por la calle San Nicolás, bajo la atónita mirada de algunos transeúntes que no sabían nada al respecto. Che, de Fernando Tormo, fue el pasodoble elegido para la ocasión.
Como colofón, y con chaqueta de color blanco palo, actuó como maestro de ceremonias Gregorio Casasempere, antiguo director de la Corporación Musical Primitiva de Alcoy. 31 años después, volvía a subirse a la tarima de la Plaza de España para emular el tradicional Himno de Fiestas. Eso sí, el particular broche de oro de esta fiesta educativo-musical correría a cargo de Reige, marcha mora de José María Ferrero, y de Scachs d’Amor, del propio director.

Los protocolos y las palabras hacían pensar que el punto y final de este evento estaba cerca… Y así fue: el Ágora se convertía en un lugar de abrazos y despedidas con aquellos que habían conseguido afianzar lazos de amistad entre pentagrama y pentagrama. Las sonrisas daban paso al cansancio, y era evidente que ahora tocaba descansar. El objetivo propuesto por las cuatro entidades alcoyanas se había cumplido con creces, y ahora era el momento de seguir mirando hacia adelante. Y es que, las Escuelas de Música son, y serán, un potencial educativo que continuará abasteciendo buena parte de la oferta educativo-musical de nuestra ciudad.
Sería injusto no mencionar el importante papel de los siete voluntarios con los que contó el acto (Marisa, Sergi, Pablo, Celia, Duna, Paquito y Jaume Jordi). Durante todo el día, estuvieron entregados, en cuerpo y alma, para garantizar que todo estuviera en perfecto orden. Tanto con ellos como con los profesores participantes, sería injusto señalar simplemente que su labor fue “impecable”. Mucho más que eso… La Escuela de Música “Amando Blanquer” les agradece el interés y la disponibilidad que demostraron en todo momento. Sin ellos, no hubiera sido posible escribir estas líneas. (El material fotográfico está realizado por Duna Valor, Jaume Jordi Ferrando y Pablo Martínez).